A veces te sientes como una maquinaria dañada, un umbral lleno de escombros y secretos, una luz tenue que no se apaga porque algo invisible la sostiene.
Es su Amor quien mora en mí y acomoda todas mis partes rotas, las hace nuevas y me borra la memoria de las cosas feas.
Entre añoranzas vuelve el amanecer hablar de oportunidades y futuro, del comienzo en sus caminos, del destino que delante se dibuja.
Después que pase el vendaval de tentaciones se apodera de mi ser lo más completo, El se cuela por los espacios vacíos que sus dedos dibujaron y me atrae como a su preciada hija en su seno.
Aderet Ela
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