Traigo escondido en la Palma de mi mano una terrible oscuridad que no me suelta.
El murmullo de mordidas rasguñando la cumbre de mi espalda.
Veo sonreír a la espantosa Oda negra de las horas,
Ella es canción...y lágrimas ajenas.
Tengo también la silueta de tus penas y mis miedos,
el silbido del gemido más profundo que tuvimos...
no me deja, no lo suelto.
Aderet Ela
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